viernes, 9 de junio de 2017

Novena de San Antonio de Padua. Día sexto


Imagen de San Antonio de Padua en la iglesia de San Pablo (Palencia, España)


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

   ¡Amadísimo Protector mío, San Antonio!  Heme aquí a tus pies, plenamente confiado en tu poderosa intercesión.  Mírame con aquel espíritu de dulce y tierna compasión con que mirabas a los pobres. ¡Pobre soy yo, Santo mío!  Véome lleno de miserias.

    La vida para mí es continua lucha. Pan de felicidad, de alegría, de salud, de paz, de virtud... ¡cuánto me hace falta y cuánto espero de tu amorosa protección!  Otórgamela, te lo pido humildemente, para que tu nombre de Taumaturgo sea nuevamente glorificado. Creo en tu poder, espero en tu bondad, amo tu corazón de Padre y bendigo a Nuestro Señor, que te hizo grande en la tierra y en el cielo.

    Amén.

RESPONSORIO

    Si buscas milagros mira muerte y error desterrados, miseria y demonio huidos, leprosos y enfermos sanos. El mar sosiega su ira redímense encarcelados, miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos. El peligro se retira los pobres van remediados Cuéntenlo los socorridos díganlo los paduanos. El mar sosiega su ira... Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo. El mar sosiega su ira... Ruega a Cristo por nosotros Antonio divino y santo; Para que dignos así de sus promesas seamos.

    Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
    Alegre, Señor, a vuestra Iglesia la devota y humilde oración del glorioso San Antonio, vuestro siervo, para que seamos siempre socorridos en esta vida con los auxilios de la gracia y merezcamos conseguir después los gozos eternos de la gloria. Por Jesucristo Nuestro Señor.

    Amén.

DÍA SEXTO. Reflexión: Humildad de San Antonio

    También en este Santo y de manera singular y maravillosa, se cumplió el dicho de Jesucristo: "El que se humilla será ensalzado". Ocultóse como una violeta; buscó el retiro, el silencio y, dotado de altísima sabiduría, túvola oculta, y sólo la obediencia pudo abrir con su llave de oro aquellos raudales portentosos que hicieron de San Antonio el gran Predicador de las gentes, el "Arca del Testamento". De cuántos bienes te priva la soberbia. Sé humilde como San Antonio.
EJEMPLO: En el Capítulo General de la Porziúncula nadie se acordó de San Antonio. Quedó solo y abandonado. El mismo tuvo que pasar por la humillación de pedirle al P. Provincial de Bolonia que le admitiera en su Provincia. El P. Provincial le aceptó como súbdito suyo y le destinó a un convento perdido en los bosques en la vertiente del Apenino. Y allí se dedicó a los menesteres más humildes del convento; barrer, quitar los polvos, cortar leña para la cocina, fregar los platos y pucheros...

   El gran predicador, el insigne teólogo, el taumaturgo que arrastrará a las masas... cumpliendo los oficios del último fraile del convento.
  Breve Meditación...

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